¿Hay vida inteligente en la Tierra?

"¡Qué pregunta más tonta!", van a creer, o tal vez sospechar que se trata de algún intento de definir "inteligencia", una tarea complicada con aspectos biológicos, filosóficos y sociológicos…

No, nada de eso. Mi pregunta se refiere a algo muy real: Suponiendo que un astrónomo extraterrestre se ubica en un planeta unos 25 años luz de nosotros y dispone de una tecnología equivalente a la nuestra de la década 70 del siglo pasado.

Si él dirige su radiotelescopio hacia el Sol: ¿podría descubrir indicios por un planeta acompañante al Sol que alberga vida inteligente y una tecnología avanzada?

La repuesta es: sí. No sólo eso: el hipotético astrónomo extrasolar podría además determinar varias propiedades del planeta Tierra y detalles sobre nosotros y nuestra civilización. Esto no es nuevo: me refiero en lo siguiente a un artículo por W. T. Sullivan, S. Brown y C. Wetherill, publicado en el año 1978 en la revista "Science".

La clave para esto es la radiación bastante fuerte que nosotros enviamos, sin querer, al espacio de forma continua y con un fuerte aumento durante las últimas 6 décadas: las ondas emitidas por miles de estaciones emisoras de televisión. Cada estación emite esta radicación desde un lugar elevado (cerro, torre) en forma de un “panqueque” que se extiende desde el mástil de forma tangencial a la superficie de la Tierra

Como la Tierra rota alrededor de su eje, el disco en forma de panqueque registra todo el cielo cada 24 horas, parecido al haz de luz de un faro.

El observador lejano captaría cada emisora dos veces al día, en la salida del horizonte terrestre y unas 12 horas después en su puesta.

Además, debido al efecto Doppler, el observaría que la longitud de onda de la señal se desplaza al azul durante la salida y al rojo durante la puesta de cada emisora. Estos desplazamientos dependen de la latitud geográfica de cada emisora, con un máximo para emisoras cerca del ecuador terrestre, y valores más bajos para aquellos en latitudes mayores. De los registros del tiempo de "salida" y "puesta" se puede determinar la longitud geográfica de cada emisora, y del desplazamiento Doppler se puede determinar su latitud. A partir de estos datos, el observador extraterrestre podría construir un mapa de la distribución de las emisoras de televisión en la Tierra y calcular el diámetro del planeta Tierra.

Suponiendo que nuestro observador tiene mucha paciencia y sigue registrando las emisiones terrestres por más de un año, descubrirá que hay un desplazamiento Doppler más lento, sobrepuesto al anterior, porque la Tierra en su órbita alrededor del Sol se aleja de él en cierto momento con una velocidad de aproximadamente 29 kilómetros por segundo, y se acerca con la misma velocidad un medio año más tarde.

Así obtiene la duración del año terrestre de 365 días y la forma elíptica de la órbita terrestre. De esto, junto con la observación directa del Sol (su temperatura efectiva y su luminosidad), el astrónomo extraterrestre concluye que el planeta Tierra se encuentra en la zona habitable del sistema solar.

Otras informaciones importantes se pueden deducir del hecho que muchas emisoras de televisión no emiten todo el tiempo, sino que se apagan en horas de la madrugada. Comparando los instantes de "salida" y "puesta" de cada emisora con los de "encendido" y "apagado", el observador lejano determinará que nuestra vida diaria no se rige por las estrellas, sino por el Sol. Esto implica una civilización en la superficie del planeta Tierra, no en el subsuelo o en una estación espacial.

Con paciencia se podría llegar a más información. Un estudio detallado del diagrama de radiación dentro del disco tipo "panqueque" revelaría el tamaño de la antena de 15 a 20 metros. Esto corresponde también al tamaño típico de edificios, y permite conclusiones sobre nuestra habilidad de construirlos. Ocasionalmente, vientos fuertes van a torcer las antenas y causar variaciones irregulares en la intensidad de la señal recibida. Esto posibilita a nuestro observador a rastrear temporales y zonas del mal tiempo en la Tierra, a una distancia de 25 años luz.

Hasta algunas conclusiones sociológicas podrían ser posible: El hecho que desparramamos tan grandes cantidades de energía al espacio deja concluir que somos tontos, primitivos e ingenuos, sin saberlo mejor, o simplemente derrochadores. Y el aumento fuerte del número de emisoras y su potencia en las últimas décadas implica que nuestra civilización está en un proceso rápido y fuerte de expansión tecnológica.

Sin embargo, una cosa no podrá recibir nuestro colega lejano: el contenido de los programas TV. Todo lo planteado anteriormente se refiere a la onda portadora misma, que es mucho más intensa que la modulación que contiene finalmente la información transmitida. Así, el astrónomo lejano quedaría frustrado si se interesa por una teleserie del año 1985… Finalmente, se podría frustrar también en unos pocos años más, cuando descubre que el número de emisoras disminuye paulatinamente, debido a la proliferación de la televisión por cable: para él no hay manera recibir ésta. Seguramente concluirá que nuestra civilización sigue en su avance tecnológico, disminuyendo poco a poco el desgaste inútil de energía al espacio. En cierto modo tendría razón.

Referencias:


W. T. Sullivan, S. Brown y C. Wetherill:

"Eavesdropping: The Radio Signature of the Earth"

Science 27, 377 (1978)

R.T. Rood and J.T. Trefil:

"Are we alone? The possibility of extraterrestrial civilizations"

Charles Scribner's Sons, New York (1981)