El 11 de marzo de 1437 astrónomos coreanos reportaron el descubrimiento de una “nueva” estrella ubicada en la cola de la constelación del Escorpión, la cual fue visible sólo por 14 días antes de desaparecer. Recientemente, científicos especializados analizaron textos antiguos, concluyendo que se trató de una explosión Nova. Una erupción Nova ocurre en un sistema de estrellas binarias cercanas, denominadas 'variables cataclísmicas', que consisten en una enana blanca (una estrella compacta de tamaño de la Tierra, pero con la masa del Sol) y una estrella compañera, la que es similar al Sol, aunque típicamente algo más pequeño y más frío. Ella está tan cerca de la enana blanca que envía parte de su material hacia ella; es principalmente hidrógeno y helio que se acumula en la superficie de la enana blanca. Pasado varios miles de años, esto resulta en una explosión termonuclear (parecida a una bomba atómica de hidrógeno) la cual aumenta el brillo de la estrella unas 100000 veces su valor anterior por pocos días, y eyecta parte de las capas superficiales de la enana blanca hacia el medio interestelar. Esto observaron los coreanos en el año 1437. En realidad, la “Nova” no es de una estrella nueva, sino una que existía antes, y sigue existiendo después de esta explosión. Más detalles sobre las Novas ya fueron explicados aquí.