Para mí es un gran honor poder dirigirme a Ustedes hoy, cuando resucitamos un telescopio que jugó un rol muy importante en mi carrera como astrónomo profesional. Fue en enero de 1970 cuando pisé, por primera vez, suelo chileno, recién doctorado en Astronomía en la Universidad de Bochum. Mi tutor y entonces director del Instituto de Astronomía de tal Universidad, Dr. Theodor Schmidt-Kaler, había conseguido fondos para instalar un telescopio perteneciente a la Universidad de Bochum en el hemisferio sur, en el terreno del observatorio europeo La Silla. Fue un logro realmente pionero para la época. Allí obtuve durante más de cuatro largos meses observaciones de fotometría fotoeléctrica, principalmente de cúmulos estelares y estrellas variables, resultando en varias publicaciones a nivel internacional en los años siguientes.

Este es un momento para recapacitar sobre lo más básico: ¿Que es un telescopio en esencia? Es un instrumento óptico que concentra un haz de luz dispersa, procedente de un objeto lejano, a un punto de un tamaño menor de 1 mm para poder analizarlo con un detector. Nada más ni nada menos. Los leyes de la óptica no han cambiado en las últimas décadas, pero si la tecnología referente al movimiento y a la orientación del telescopio, y especialmente ha aumentado la eficiencia de los detectores que usamos hoy. Por eso, tiene mucho sentido equipar un telescopio antiguo con una electrónica moderna y detectores CCD. Quisiera ilustrar esto con un ejemplo: Cuando en la década de los 70 quería conseguir datos astrofísicos sobre un cúmulo estelar tenía que observar estrella por estrella, una tras otra, en tres colores, demorándome varias noches para terminar un cúmulo. Hoy, la misma tarea se podrá cumplir en menos de media hora, con tres exposiciones CCD, llegando, además, a estrellas mucho más débiles que las que se alcanzaban antes.

Para mí personalmente, pronto se cerrará un ciclo: Comenzó como un labor pionera en los años 70 que ahora , medio siglo después, desemboca en un trabajo de última tecnología cuyos resultados son obtenidos con el mismo telescopio, y en algunos casos observando los mismos objetos astronómicos que yo, como joven astrónomo, observaba en aquel entonces. Espero pronto publicar los primeros resultados novedosos, en colaboración con colegas y estudiantes de nuestra Universidad. Será sin duda un momento estelar en mi vida como astrónomo.

Mi propio mérito en esto es muy limitado. Por eso, para mí es un placer dar las gracias a muchas instituciones y personas que colaboraron. En primer lugar quisiera agradecer a las autoridades de la Universidad de Valparaíso; ellas apoyaron el traslado del telescopio desde La Silla y su instalación aquí en Pocuro. Además, la Universidad autorizó un proyecto BPI, haciendo posible reemplazar y modernizar los equipos electrónicos. Quiero hacer una mención especial a la Ex Directora de Investigación, Marcela Escobar, que acompañó el inicio del proyecto, a David Carrillo, Director de Extensión, y a las autoridades de la Facultad de Ciencias, en particular al decano Juan Kuznar y al Director administrativo Alonso Cépeda; ambos lograron solucionar innumerables obstáculos administrativos en el camino. También agradezco el apoyo importante de colegas del IFA, y especialmente de profesora Maja Vuckovic; ella no solo colabora manejando de forma muy eficiente asuntos cotidianos, normalmente de urgencia extrema, sino también aporta sus ideas y planes para el futuro, tan indispensables para que la utilización del telescopio sea todo un éxito.

Aún con todo el apoyo recibido por la Universidad, el proyecto no se podría haber llevado a cabo sin un segundo pilar de igual importancia, la I. Municipalidad Calle Larga y la Agrupación Astronómica Aconcagua, aquí en Pocuro. Ambas instituciones siempre cumplieron en forma ejemplar y proactiva nuestro convenio de colaboración entre Universidad y comuna, por ejemplo la construcción del edificio que alberga el telescopio. En primer lugar, agradecemos al Alcalde Sr. Nelson Venegas y su equipo municipal por su interés vivo por la astronomía y sus apoyos permanentes. Lo mismo vale para Yerko Chacón, Victoria Sandoval y otros miembros de la Agrupación Astronómica Aconcagua; sin ellos no sería posible realizar el proyecto. La colaboración con todos Ustedes siempre es un gran placer, muchas gracias.

Por otro lado tuvimos la suerte de contar con colaboradores muy importantes fuera de la comuna o de la Universidad. En primer lugar, hay que agradecer a los ingenieros Gerardo Ihle, Juan Fluxá y Octavio Lavin que cumplieron en forma ejemplar el desmontaje del telescopio y de la cúpula en el observatorio La Silla, y su instalación aquí en Pocuro. En estos momentos, la empresa OBSTECH, representada por Vincent Suc y Samuel Ropert, está instalando hardware y software para el uso futuro del telescopio a control remoto. También a ellos va nuestro agradecimiento, junto con la expectativa y la seguridad de un término exitoso del proyecto a corto plazo.

Finalmente, todo esto hubiera sido imposible sin una persona muy especial: El profesor Dr. Ralf-Jürgen Dettmar, actual director del Instituto de Astronomía de la Universidad de Bochum en Alemania, y sucesor del ex director Schmidt-Kaler mencionado antes. A Dr. Dettmar le agradecemos la donación del telescopio “Bochum” a nuestra Universidad. A pesar de sus múltiples tareas y obligaciones, Dr. Dettmar hizo ahora el viaje largo de Alemania a Chile con el solo propósito de celebrar hoy con nosotros la inauguración. Por su donación y por su valiosa presencia hoy un gran agradecimiento a Ud., y un más grande aplauso por el público.”