Stephen Hawking (1942-2018): ¿Por qué nunca ganó el premio Nobel?
Recientemente presentamos aquí Winston Churchill, un inglés visionario, no solo en política, sino también en la ciencia, como aficionado de ella. Ahora recibimos la noticia del fallecimiento de otro científico inglés visionario, Stephen Hawking, un hombre no aficionado sino muy profesional. Sus ideas sobre agujeros negros y la evolución del Universo marcaron la física de las últimas décadas. Sin duda, fue el físico más conocido a nivel mundial, no solo por su enfermedad degenerativa ELA, sino también por su excelente aptitud de comunicarse con el público general a través de videos, charlas y millones de libros vendidos. Entonces surge la pregunta: ¿Por qué nunca ganó el premio Nobel, mientras otros físicos menos conocidos lo ganaron?
La razón es simple: Sus conceptos se fundamentan en posibles consecuencias de la física teórica, pero no hay métodos – por lo menos por ahora - para probar sus conclusiones con datos reales. Por ejemplo: Su teoría de agujeros negros que disminuyen y desaparecen vía la famosa “radiación de Hawking”, predice tiempos necesarios para este proceso de muchos millones veces más largos que la edad actual del Universo. Es obvio que no hay modo de probar esto. En cambio, los premios Nobel otorgados siempre se refieren a nuevos resultados de la física o astrofísica confirmados con experimentos de laboratorio o con observaciones astronómicas. Nadie gana un premio Nobel solamente con ideas (brillantes que sean), ni con una divulgación ejemplar de la ciencia. Pero el legado de Stephen Hawking durará y su aporte como fuente de inspiración en el desarrollo de la física teórica seguirá vivo por mucho tiempo.