Un aniversario casi olvidado: Hace medio siglo partió el proyecto Ozma

¿Hay vida inteligente y civilizaciones fuera de nuestra Tierra? Esta inquietud de la humanidad por algo como un "pariente extraterrestre" ocupó el tiempo de muchos grandes científicos, filósofos y escritores al largo de la historia, desde la antigüedad (Platón, por ejemplo), pasando por Giordano Bruno, Johannes Kepler, Immanuel Kant y muchos otros hasta nuestros días. Pero todo esto fue pura especulación, no hubo un fundamento científico para atacar el problema – y hace 50 años, justamente eso finalmente cambió.

Ozma, el proyecto pionero para buscar vida inteligente en el Universo con métodos científicos fue impulsado por el astrónomo Frank Drake en la Universidad Cornell, West Virginia. El experimento se llevó a cabo en el observatorio NRAO in Green Bank utilizando un radiotelescopio de 26 metros durante el año 1960.

Ozma empezó a operar el 8 de Abril de 1960, con el objetivo de buscar señales procedentes de dos estrellas cercanas similares al Sol: Tau Ceti y Epsilon Eridani. Su receptor de un solo canal fue sintonizado a la frecuencia "mágica" de la línea de 21 cm (1420 MHz) del hidrógeno neutro. Durante la primera mañana el telescopio radio siguió a Tau Ceti por unas seis horas y grabó las emisiones de radio que parecían venir de esa dirección. No se detectó ninguna señal extraña. Por la tarde del mismo día el radiotelescopio se apuntó hacia Epsilon Eridani.


En una entrevista de 1981 Drake narraba lo que sucedió a continuación:

Pasaron unos minutos. Entonces ocurrió. Wham! De repente los gráficos empezaron a salirse de la escala. Oímos un ruido procedente del altavoz ocho veces por segundo, y los gráficos alcanzaban el límite... nos mirábamos los unos a los otros. ¡Fue realmente espectacular! Duró unos minutos y desapareció. ¿Podría ser tan fácil?

No era tan fácil. La señal no se volvió a oír durante varios días. Cuando reapareció de repente, el equipo Ozma estaba preparado: La señal, se percataron, era igual de fuerte en una antena sencilla situada fuera de la ventana del gran telescopio. Era claramente una señal de origen terrestre, probablemente emitida por algún avión militar realizando ejercicios.

El proyecto Ozma funcionó durante un mes, descansó durante otro mes, y regresó finalmente para un último mes de operaciones. En total, dedicó 200 horas de observación a sus dos objetivos, Tau Ceti y Epsilon Eridani.

A pesar de no encontrar señales de una sociedad extraterrestre, Ozma se convirtió en un modelo para la mayor parte de los futuros proyectos SETI. Así se fomentó el interés de otros en la comunidad astronómica para una búsqueda científica de señales de vida inteligente extraterrestre.


Durante las cinco décadas que siguieron se hizo un gran número de proyectos de búsqueda por SETI, siempre aplicando las últimas tecnologías disponibles, pero ninguno de ellos tuvo éxito. A la vez, mandamos, sin querer, señales con nuestras antenas de televisión a posibles observadores extraterrestres

La primera vez que la humanidad mandó una señal con el propósito de informar civilizaciones extraterrestres de nuestra existencia, fue el 16 de noviembre de 1974: Se trata del "Mensaje de Arecibo", un mensaje enviado al espacio desde el radiotelescopio de Arecibo (Puerto Rico). La transmisión fue cifrada en el sistema binario y tenía una longitud de 1679 bits, enviados en la dirección del cúmulo globular de estrellas llamado M13. Este objeto celeste, situado en la dirección de la constelación de Hércules, a una distancia de unos 25.000 años luz está formado por unas 400.000 estrellas. El mensaje fue diseñado por Frank Drake, Carl Sagan y otros, y presenta los números del uno al diez, los números atómicos del hidrógeno, carbono, nitrógeno, oxígeno y fósforo (componentes del ADN del homo sapiens sapiens, la especie que envía el mensaje); las fórmulas de los azúcares y bases en los nucleótidos del ADN; el número de nucleótidos en el ADN y su estructura helicoidal doble; la figura de un ser humano y su altura; la población de la Tierra; el Sistema Solar; y una imagen del radiotelescopio de Arecibo con su diámetro.

Debido a que al mensaje le tomará 25 milenios para llegar a su destino (y la respuesta otros 25), el mensaje de Arecibo fue más una demostración de los logros tecnológicos humanos que un intento real de establecer conversación con extraterrestres - La supuesta respuesta sólo llegaría (en caso de que exista) hacia el año 51.974 d. C.